Hoy, 31 de enero de 2016, es día de Don Bosco, día de fiesta y celebración de este gran Santo de la niñez, la juventud y de todos. Fundador de los salesianos con un carisma especial, una gran devoción a Jesús Sacramentado y la Virgen María Auxiliadora.
En la Misa de las 9 de la mañana, en la Iglesia Don Rúa, El Salvador, el Padre salesiano Mariano Miranda, en su homilía habló, muchos temas importantes sobre Don Bosco, de los cuales abordaré cuatro de ellos.
Primero, Don Bosco recibió un gran ejemplo de su madre Mamá Margarita, quien le aconsejaba evitar las conversaciones vanas y tener un gran respeto por la Eucaristía. Sin duda su madre lo moldeó grandemente y recibió de ella una gran instrucción y sabiduría, que llevó con él toda su vida y fue fundamental en su obra.
Segundo, se adelantó 100 años al Concilio Vaticano Segundo, por su espíritu evangélico, parte de este espíritu eran los salesianos seglares que se unían al proyecto de evangelización para compartir la misión, que siendo bautizados se convertían de forma esencial con su carismas al servicio de la iglesia, en especial el ejercicio de la caridad.
Tercero, poseía una gran carácter y templanza, constante y decidido, quien siempre tenía una respuesta para todos, sabía defender la fe y justificar su obra, siendo admirado hasta por personas anticlericales.
Cuarto, sueña que se encontraba en la Basílica de San Pedro en Roma, arriba de una columna, sobre la estatua de San Pedro, no sabía porque estaba y no sabía como bajarse, quien miraba a su alrededor buscando ayuda sin lograrlo, gritando sin que nadie le respondiera, luego finalmente se despertó. Este sueño se convirtió en una profecía, por que? Porque actualmente su imagen está precisamente en ese lugar que el soñó.
Don Bosco, tuvo muchos sueños, pero el más famoso fue donde ve los dos pilares más importantes de nuestra Fe, Jesús Sacramentado y La Virgen María.
Dicho sueño lo describimos a continuación, tomado del libro DON BOSCO Amigo de los jóvenes, del Padre salesiano Raúl A. Extraigas.
Don Bosco vio que una gran barca (la Iglesia) navegaba en un mar tempestuoso piloteada por el Romano Pontífice, y a su alrededor muchísimas navecillas pequeñas (los cristianos). De pronto aparecieron un sinnúmero de naves enemigas armadas de cañones (el ateísmo, la corrupción, la incredulidad, el secularismo, etc.) y empezó una tremenda batalla.
A los cañones enemigos se unen las olas violentas y el viento tempestuoso. Las naves enemigas cercan y rodean completamente a la Nave Grande de la Iglesia y a todas las navecillas pequeñas de los cristianos. Y cuando ya el ataque es tan pavoroso que todo parece perdido, emergen desde el fondo del mar dos inmensas y poderosas columnas (o pilares). Sobre la primera columna está la Sagrada Eucaristía, y sobre la otra la imagen de la Virgen Santísima.
La nave del Papa y las navecillas de los cristianos se acercan a los dos pilares y asegurándose de ellos ya no tienen peligro de hundirse. Luego, desde las dos columnas sale un viento fortísimo que aleja o hunde a las naves enemigas, y en cambio a las naves amigas les arregla todos sus daños.
Todo el ejército enemigo se retira derrotado, y los cristianos con el Santo Padre a la cabeza entonan un Himno de Acción de Gracias a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora. El sueño es detallado e incluye a varios papas…
«La Iglesia deberá pasar tiempos críticos y sufrir graves daños, pero al fin el Cielo mismo intervendrá para salvarla. Después vendrá la paz y habrá en la Iglesia un nuevo y vigoroso florecimiento».
Se estima que la visión de los pilares es muy actual. Corresponde a la visión del S.S. Juan Pablo II para la Iglesia. Nosotros debemos estar en sintonía espiritual con el Papa y cooperar con él de todo corazón para que la barca, la Iglesia, avance hacia los pilares.
Sin lugar a dudas este sueño de Don Bosco fue real y ciertamente Jesús Sacramentado y la Virgen María son los pilares más importantes de nuestra de fe y a los cuales debemos de sujetarnos con una gran firmeza y devoción.
Yo jamás he tenido un sueño de esta naturaleza, visiones explendorosas, tampoco he visto luces inmensas, escuchado voces, ni mucho menos presenciar apariciones de Jesús, la Virgen María o grandes Santos.
De lo que si estoy seguro es que Dios ha puesto en mi camino a la Virgen María para llevarme a Jesús Sacramentado en un camino progresivo de conversión, mostrándome su infinito amor y misericordia.
Finalmente recordemos siempre la exhortación de la lectura de hoy de San Pablo, de aspirar a los carismas superiores que son la Fe, la Esperanza y sobre todo el amor.
Y aquella también de San Juan Bosco:
“Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero a todos en el paraíso”.
Que Jesús Sacramentado y la Virgen María Auxiliadora los bendigan siempre.
Amén.
Escrito y recopilado por colaborador de AdoremosAlSantisimo.org
Fuentes: Libro DON BOSCO Amigo de los jóvenes, del Padre salesiano Raúl A. Extraigas, Corazones.org, cpcr-caldes.blogspot.com (Cooperatrices Parroquiales de Cristo Rey) y Homilía del Padre Mariano Miranda.